Viajo alrededor del sol
una vez más,
tantas veces.
Aún no aprendo el camino
ni navego las estrellas,
y sin embargo vuelvo al principio
(que siempre es otro)
y al origen.
Con cada giro
los sueños tiene una dimensión distinta:
menos volumen, forma de niebla.
Mis rastros van creciendo
dispersándose.
No los reconozco.
El lastre es a la vez ancla.
La órbita torna en caverna,
en grieta, en fauces.
Penetro sintiendo la fuerza de otro astro:
Gravedad y elipsis.
Piedra que hace piruetas.
Polvo aglomerado, bola de nieve.
Tuerca que se aprieta.
Vuelvo a girar.