Que bueno que viniste. Aquel parecía ser el amanecer de un día cualquiera. Terminaba Enero y la casa se acostumbraba de nuevo a la rutina matinal. Los niños se cepillaban los dientes, mi esposo se vestía y yo preparaba las loncheras. Olía a café y a mañana. El sonido del teléfono me sobresaltó. Las llamadas […]