Despertar

Mi cuerpo está cansado y entumecido, como si la noche no hubiera tenido suficientes horas para descansar sus angustias. Los ojos insisten en quedarse cerrados. El sueño se confunde con las sombras y me aplasta sobre el colchón. El edredón me traga. Mi esposo se levanta y yo finjo no escucharlo. El cielo afuera comienza a cambiar de colores y se enciende la pantalla de celular y su alarma. 5:30 am. Los pájaros de la montaña comienzan sus tímidos cantos, que poco a poco se van convirtiendo en un concierto de silbidos. Los vecinos abren grifos, bajan pocetas y vacían sus afeitadoras con golpecitos en el lavamanos. Es miércoles y la semana se pica en dos. Hago inventario de los pendientes y estiro la flojera y el edredón sobre la cama. Me esperan la leche y loncheras. Hora despertar a la vida y sus pequeños milagros cotidianos.

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